Julio G. Alvarado A.*
“Bolivia denuncia golpe institucional en OEA y desconoce sesión ilegal” este es el titular de la Agencia Boliviana de Información dependiente del Gobierno de Evo Morales, que trata de culpar de su derrota diplomática a 20 Estados de los 35 miembros de la OEA.
La realidad es que la improvisación de los funcionarios bolivianos que fungen como “diplomáticos” es la verdadera razón de este fracaso “diplomático” del Gobierno de Evo Morales, por lo que se hace necesario analizar los antecedentes y la normativa internacional relacionados con este caso.
30 de marzo de 2017.- El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay en el Gobierno de José Mujica, denuncia un auto golpe de Estado en Venezuela y afirma que “es urgente la convocatoria de un Consejo Permanente en el marco del Artículo 20 de la Carta Democrática”.
El primer párrafo del Artículo 20 determina que: “En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.
Por lo expuesto, el Consejo Permanente debería reunirse para tratar el tema de Venezuela.
31 de marzo de 2017.- La Secretaría de la OEA publica un aviso de prensa, por el que se convoca a una reunión extraordinaria el día lunes 3 de abril de 2017, a horas 14:00, para “considerar los recientes eventos en Venezuela”.
Todos los Estados Miembros de la OEA estaban en conocimiento de esta reunión, por lo que el Embajador de Bolivia, Diego Pary, no podía ignorar este aviso.
1 de abril de 2017.- Bolivia asume la Presidencia del Consejo Permanente de la OEA por un periodo de tres meses, a través de su Embajador Diego Pary, por lo que lo primero que debería hacer el Embajador era preparar la reunión extraordinaria del día lunes 3 de abril.
3 de abril de 2017.- El Embajador Diego Pary, en su calidad de Presidente del Consejo Permanente suspende la sesión convocada para abordar la situación en Venezuela. La justificación para esta suspensión será que la reunión había sido: “llamada de manera inconsulta y sin entregar información a la Delegación boliviana, que estaba a cargo de la misma”.
Lo sorprendente de este caso es que ya el Secretario General de la OEA y 20 Estados Miembros habían solicitado la celebración de esta reunión, cuya nómina es la siguiente: Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Estados Unidos, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía y Uruguay.
El Embajador boliviano, al suspender y abandonar el Consejo Permanente de la OEA, permitió que los demás Representantes Permanentes aplicaran el Artículo 7 del Estatuto del Consejo Permanente, que determina lo siguiente:
“Artículo 7. En caso de ausencia temporal o de impedimento del Presidente lo sustituirá el Vicepresidente, y en caso de ausencia o impedimento de ambos, ejercerá la presidencia el representante titular más antiguo”.
A la vez se aplicó el Artículo 16 del mismo Estatuto sobre el quórum reglamentario para que se lleve a cabo una sesión, que establece:
“Artículo 16. El quórum para sesionar en el Consejo Permanente se constituirá con la presencia de un tercio de los representantes de los Estados Miembros”.
Un tercio en el Consejo Permanente de la OEA es de 12 Representantes de los 35 habilitados.
Esta sesión del Consejo Permanente resolvió tres puntos fundamentales respecto a Venezuela, que se resumen en el ejercicio efectivo de la democracia y el Estado de derecho.
La inexperiencia del Embajador Diego Pary y de los asesores del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia fueron los causantes de esta humillante derrota en este foro hemisférico.
Una lección básica de las negociaciones internacionales es que NUNCA puedes abandonar una negociación, ya que los otros negociadores llegarán a un acuerdo sin considerar tus intereses.
Lamentablemente no es la primera vez, que el Gobierno de Evo Morales sufre un descalabro internacional, ya en la Cumbre de Cambio Climático en Cancún, México, en diciembre de 2010, esa inexperiencia y menosprecio a los diplomáticos profesionales culminó en el mayor aislamiento de la posición radical boliviana, que ni siquiera sus aliados de ALBA la apoyaron.
Otra lección es que no se pueden aplicar prácticas de la política interna en las negociaciones internacionales; el Gobierno de Evo Morales no está acostumbrado a sentarse en una mesa de negociación y a llegar acuerdos satisfactorios con los diferentes sectores sociales, su método de solución de controversias es la imposición de sus decisiones.
Así lo hizo con los indígenas del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), aplicó una violenta represión; con las personas con discapacidad, a las que no las recibió, no las escuchó y por el contrario construyó un muro en torno al Palacio de Gobierno para aislarlos y reprimirlos.
En la OEA, así como en otros foros internacionales, un país no puede bloquear el debate sobre un tema determinado, por más que no esté de acuerdo con su tratamiento, lo que debe hacer es preparar una buena argumentación para defender su posición.
La única vez que le fue bien al Gobierno de Evo Morales en la arena internacional, fue cuando presentó la demanda marítima en La Haya, preparada por abogados internacionalistas junto a profesionales y hábiles ex Presidentes y Ministros de Relaciones Exteriores de Bolivia, como el ex Presidente Carlos Mesa.
Las relaciones internacionales son una ciencia y NO se puede improvisar, caso contrario, para fraseando a Gabriel García Márquez, estarás escribiendo una “Crónica de una derrota anunciada”.
Julio G. Alvarado A.*
Diplomático
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