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Perpetuarse en el poder, esa es la consigna de los autoritarios y totalitarios, que no respetan la alternabilidad democrática y acuden al simple y burdo mecanismo de la modificación de la Constitución Política del Estado o a medidas de fuerza para satisfacer sus apetitos personales, generando un proceso de personificación de la política y de culto a la personalidad.
La argumentación es muy simple y demagógica para que entiendan los sectores sin o con un nivel de formación muy básico, que conforman un buen porcentaje de las sociedades latinoamericanas: Nadie más que el caudillo es capaz de dar bienestar a los ciudadanos y siempre le falta tiempo en su gestión para hacer más obras en bien de la comunidad, por lo que requiere un periodo adicional de gestión gubernamental.
Esta angurria de poder lleva a un debilitamiento de las instituciones democráticas, especialmente a la supresión de la independencia de poderes, ya que para lograr una repostulación y la consiguiente reelección utilizan diferentes procedimientos constitucionales y de facto, como señala Marcial Rodríguez Saldaña (Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, 2015, págs. 599 - 615): “Reelección presidencial mediante el constituyente permanente; Reelección presidencial mediante Asamblea Constituyente; Reelección presidencial mediante Consulta Popular y Asamblea Nacional Revisora; Reelección presidencial mediante referéndum; Reelección presidencial mediante Asamblea Constituyente y Referéndum; Reelección presidencial por resolución de órganos jurisdiccionales; Reformas reeleccionistas producto de autogolpe de Estado y Reformas reeleccionistas por Ley de interpretación del Poder Legislativo”.
Para utilizar alguno de estos procedimientos o una combinación de ellos, los autoritarios y totalitarios deben controlar los otros poderes del Estado, el legislativo, el judicial y el electoral. Sin embargo, los intelectuales, universitarios y profesionales de las sociedades latinoamericanas logran algunas veces llegar con su mensaje a los sectores populares, denunciando la concentración de poder y el atentado al sistema democrático.Este deseo de permanecer en el poder indefinidamente, casi en todos los casos, va acompañado de una gestión gubernamental ineficiente y corrupta, por lo que los autoritarios y totalitarios temen rendir cuentas a la sociedad.
Hoy es Paraguay, ayer fue Bolivia, la cultura democrática de los pueblos se va fortaleciendo, a pesar de los intentos contrarios de autoritarios y totalitarios.
Julio G. Alvarado A, Diplomático, Docente Universitario, Magister en Economía Política, Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.
Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional. (24 de Septiembre de 2015). Archivos Jurídicos UNAM México. Recuperado el 2 de Abril de 2017, de Archivos Jurídicos UNAM México: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3980/40.pdf